Cacareo del sopa intelectual. La reimpresión del libro Nunca más, ha cobrado justicia.

Aunque el asunto ha indignado a cierta parte de la sociedad que traslada las horrorosas realidades a la entronización de símbolos y personas.

El prólogo de la primera edición de ese libro, fue Sábato.

En mi concepto, asunto asombroso, ya que hubo, durante los años de plomo, 3 emblemáticos escritores que publicaban alegremente, sin problemas, lo que deja entrever ciertos consensos o concesiones con el gobierno de turno que a los que los que les gustan las fantasías políticas, les gusta llama resistencia; algunos escritores fueron Ernesto Sábato, Jorge Asís,  Jorge Luis Borges y Abelardo Castillo.

No nos engañemos, los acomodaticios escritores hay sigo lo que se “podía” leer, políticamente correctos, mientras hacían declaraciones que será conveniente recordar. Sobre todo Abelardo Castillo, que escondido ahora en su literatura, ya con la consagración lograda luego de tales concesiones, sigue su vida despreocupado de un pasado bastante vergonzante.

Respecto a Sábato, otro tanto, dicen, como dándole importancia capital, que el informe de Sábato fue fundamental, dejando de lado que lo fundamental está en los miles de testimonio de los protagonistas, el aporte de Sábato, me permito decirlo, no sólo es dudoso, sino que habría que ver cómo conseguía publicar en una época en la que los intelectuales resistían, en donde un escritor como Walsh, era asesinado, mientras Sábato publicaba y aparecía con notas en los diarios.

A Sábato se le asigna haber estado en el momento justo para luego dar testimonio. Tal interpretación, siempre me ha  parecido un movimiento astuto de Sábato, sabiendo que después de que los dictadores caen, los que aportaron durante esas dictaduras, también caen, convirtiendo su acción en hecho testimonial, un buen autor sabe hacerlo, y en ese sentido Sábato fue genial.

Yo creo en el arrepentido, lo que no creo es en el acomodaticio. Lo sorpresivo no fue que se hubiera eliminado el nombre de Sábato de la última reimpresión de Nunca más, testimonio que escribió como prólogo de ese libro, lo sorprendente es que ese señor esté incluido en ese libro.

Algunos dicen que es un atropello, habrá que ver quiénes son esos algunos.

¿Digno Ernesto Sábato?, estoy esperando eso que dicen de la historia: que da cuenta de la verdad que no se descubre mientras está ocurriendo.

Aún no se ha explicado cómo es que estos señores publicaban durante la dictadura, después hablamos de dignidad.

De Asís, no hay nada que decir que no diga él por sí mismo, pero el otro candidato, Abelardo Castillo.

Algunos dirán que los escritores tienen que comer, igual que cualquier otro ser humano. Estoy de acuerdo, pero para ello, la dignidad estuvo en algunos humoristas como Caloi, con el naciente personaje Clemente, que a pesar de la dictadura, publicó, pero no se vendió.

Abelardo Castillo, publicó una página entera en un diario muy conocido, el mismo que apoyaba a las juntas, el mismo que los K mantienen en jaque actualmente, un panegírico de alabanza con Videla por asuntos del mundial 78; estamos hablando de otra cosa que no es publicar para comer.

Estamos hablando de complicidad, de propaganda, de asociación con un régimen de genocidas.

No olvidemos una conferencia de prensa de Sábato, en ocasión de

Cito: “Es imposible sintetizar una conversación de dos horas en pocas palabras, pero puedo decir que con el presidente de la Nación hablamos de la cultura en general, de temas espirituales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación”, y fue sólo una introducción. Dejando de lado el discurso en el medio, que ya pueden imaginar el tenor, destaco esta otra: “El general Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresionó la amplitud de criterio y la cultura del presidente”

El Dictador, Videla, el año 1976, mientras miles morían, desaparecían y se desarrollaba una guerra absurda en la que el culto Videla saqueaba, mataba gente y robaba niños.

La ocasión, fue precisamente un almuerzo convocado por el dictador para rodearse de gente de la cultura en apoyo a su “gestión”.

Dos semanas antes, Haroldo Conti fue sustraído de su casa, por desconocidos.

Para los que aún dudan de si Borges apoyaba o no a Pinochet, que fingen que hizo un chiste intelectual que nadie interpretó, debería saber que en su momento, del mismo Videla dijo esto: “Le agradecí personalmente el golpe de Estado del 24 de marzo que salvó al país de la ignominia, y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado la responsabilidad del gobierno. Yo, que nunca he sabido gobernar mi vida, menos podría gobernar el país”.

Jorge Luis Borges tuvo el talento necesario para  que en el futuro se lo juzgue por su obra.

Mientras, aprovechando la oportunidad, Abelardo Castillo declaraba: “Espero no herir a algún compatriota que viva en el extranjero si afirmo que desconfío de algunos héroes intelectuales que postulan sus convicciones desde Calcuta o Afganistán”, sin dejar de repetir en cuanta publicación le pusiera un grabador delante que era  “falsa, corrompida e injuriosa” la imagen que del país intentaban transmitir los argentinos en el exterior.

Algún día, todos estos van a tener que pagar, sino no ha pasado ya, esto que consideran “errorcitos”, que ahora quieren desligarse indicando como “deslices”, incomprensión, etc.

Yo estoy sentado esperando ese momento en que alguien importante, decida volver a rever la conducta de esta gente.

Que borraron a Ernesto Sábato des la ediciones del Nunca más, es un acto de justicia. También lo sería si sacaran definitivamente cualquier escrito de ese señor y de la historia de las reivindicaciones.